sábado, 24 de enero de 2009

OSCAR ROSADO "EPOPEYA DE UN VIAJE TRAGICOMICO A YAPEYU" (7)



EL JUICIO

Ya en nuestra rectoría, fuimos citados todos los concurrentes al viaje, los del turno mañana. Se encontraban presentes: el Rector; el Jefe Mársico y el abogado y notable profesor Carlos Alberto Márquez.
Sobre Mársico y Márquez hablaré en otro momento, pero sirva de presentación decir que además de la autoridad que emanaban, tenían una inteligencia y una experiencia para manejar situaciones que dejaban en ridículo a cualquiera que les opusiera discusión. Uno por uno fuimos intentando modificar memorias e históricos datos en nuestro favor.
El rector se notaba tranquilo y amenazante, el Jefe Mársico como de costumbre, intangible, te podía poner una mano en el hombro o darte una piña en el estómago (que las daba dentro de la mapoteca, pero era un genio) y el profesor Márquez que escuchaba todo, pues el no había formado parte del viaje, y reflejaba permanentemente una sonrisa a punto de convertirse en carcajada…
La sentencia fue liviana: 10 amonestaciones colectivas. Yo debutaba con amonestaciones y me pareció justo, pero sobre todo muy divertido.

Esto fue más o menos el viaje histórico, mientras duró el viaje se notó que se nos habían pegado el cariño por nuestro colegio y un sentimiento de pertenencia más fuerte.
Cuando regresé a mi casa, recuerdo que abracé al inodoro. No saben lo que fue usar por 10 días esos embudos de porcelana con apoya píe que en fila y separados por tabiques parciales, habían transformado nuestro ritual cotidiano, íntimo y reservado como ceremonia sintoísta en un fenómeno social compartido con conversaciones colectivas, exclamaciones y hasta aplausos.

Un gran abrazo a todos los compañeros, los que estuvimos allí, y los que no, por que estas historias son de todos los que pasamos por esos claustros, dejando para siempre pegados en las paredes nuestros sueños, nuestros proyectos, nuestras historias y un sentimiento común que hoy nos une y lo pondré en tiempo presente: SER ALUMNO DEL COLEGIO SAN MARTIN.

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